“La buena esposa” (The wife). 2017 Directora: Björn Runge

El director, dice en una entrevista: “no se trata de victimización femenina” sino de una mujer y su matrimonio. “Se trata de lo que hacemos en un matrimonio para que funcione”.

Joe es un escritor con mucha imaginación pero poco talento para la escritura. Ella alguien con el deseo de ser escritora y talento para escribir pero sin ideas. En un flash back vemos como se gestó esta pareja. Ante la amenaza de él de poner fin a la relación, Joane le propone un trato para continuar: él pondrá las ideas y ella las escribirá.

Tengo un contencioso con las traducciones de los títulos. El título original era The wife, La esposa. Lo recordé sin embargo como “Una buena esposa” y no como “La buena esposa”, un lapsus del inconsciente ante el “La”. “No hay La mujer” dice Lacan. No hay “La esposa”, no hay “La” buena. En el inconsciente no hay representación de lo femenino y no hay todas las mujeres, sino una por una.

Viendo la película, me venía a la cabeza la frase de Lacan: “No hay relación sexual”; ante el empeño que pone ella por hacerla existir... en las primeras escenas se ve que algo no va. Joane accede a tener relaciones sexuales porque sabe que eso lo calma. Lo han llamado para comunicarle que ha ganado el Nobel de literatura.

El “no hay relación sexual”, tiene que ver con cómo la palabra, tocando el cuerpo, ha marcado modos de gozar diferentes para cada sujeto; lo que hace imposible la complementariedad sexual. Pero Lacan dice: “Hay el amor”, “hay un nuevo amor” que permite este lazo sin el ideal de hacer Uno emparentado con la pulsión de muerte. Desde el goce no hay lazo con el otro. Sin embargo hay una manera de hacer lazo; “Solo el amor permite al goce condescender al deseo”1, nos dice Lacan y es posible un nuevo amor que se conecta con la imposibilidad, que se sostiene en la inconsistencia, sin garantías. Esto aún cuando el discurso actual no promueve el amor e insiste en promover el goce.

La renuncia de Joane durante años a su talento, no es una novedad para el psicoanálisis, “...no hay límites en lo que cada una hace para un hombre: de su cuerpo, de su alma, de sus bienes”2.

¿Por qué Joane dice basta?

¿Por su condición de mujer? Una editora le dice: “necesitamos un hombre, será difícil vender la obra de una mujer”...

Esto no parece suficiente, hay ejemplos de mujeres que han escrito con pseudónimo en épocas peores. También hay ejemplos de renuncias similares en épocas recientes, para que brille el hombre. Se van conociendo casos de algunos hombres de la generación del 27 donde las verdaderas escritoras eran sus esposas.

El deseo de Joane era escribir, no triunfar; goza escribiendo a secas. ¿Renuncia por amor a ese hombre y por el goce de escribir?

En la ceremonia de entrega del premio hay varias situaciones que la incomodan. El rostro de Joane (Glen Close) nos lo evidencia. Él hace una pregunta a alguien: “¿usted qué fabrica?”. Y le contestan, “¡yo fabrico reyes!”. Ahí él exclama: “Ah! ¡Como mi mujer!”.

O cuando Joe la presenta a algunas autoridades diciendo: “ella no escribe”.

Ella recuerda otra llamada, él dice ¡Nos han publicado un libro!” hoy transformada en “Me han dado el Nobel”.

Lo que explicita la discordia es cuando Joe hace lo único que ella le ha pedido que no haga: hablar de ella en su discurso, como una buena esposa... Para el público es una metáfora; para ella es la verdad de la mentira de su vida.

El amor dice Lacan se dirige al ser del otro. Joe ha ido demasiado lejos en la traición de sí mismo. Una cosa era el secreto a dos y otra es perseverar en el engaño de sí mismo, pretendiendo ser quien no es ante ella y los otros. Ir con su mentira más allá. Entonces a Joane el amor se le queda en el camino. Ese es su límite.

Por eso estalla en la habitación del hotel y cuando a Joe le da un infarto y se muere, al hijo, que ha escuchado la pelea, le dice que hablarán y le contará la verdad. Al periodista que sospecha, dos veces se lo niega y lo demandará si publica algo. Mantendrá el secreto por la dignidad del hombre con el que vivió durante tantos años y por ella misma.

La escena final con su cuaderno abierto en una página en blanco parece augurar un cambio en su vida.

Notas:

  1. Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidós, p.194.
  2. Jacques Lacan, Otros escritos, "Televisión", Editorial Paidós, p. 566
Comparte / Imprime este artículo
Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
Linkedin
Share on print
Print
Share on email
Email