Discordia: mensaje y agujero en el museo

En los últimos meses han coincidido en el Guggenheim de Bilbao dos exposiciones que a mi parecer ilustran muy bien las consideraciones sobre el arte contenidas en el texto “Ut pictura poesis”.

Jenny Holzer presenta, con Lo indescriptible, una multitud de frases, suyas o extraídas de poemas de otros, inscritas en diversos soportes: carteles, lápidas, letreros electrónicos, cuadros, proyectadas sobre la fachada del museo, y también, camisetas, envoltorios de preservativo, y otros objetos de uso cotidiano. Las frases presentan una idea, un concepto, una posición ideológica, una “verdad obvia”, —truismos, es el nombre de una de las series— de forma “apremiante”, que conduzca a la reflexión, incluso a la asimilación de un mensaje que promueva la necesidad de un cambio social. Según los soportes, esto puede producirse en un instante, o en un tiempo más duradero, como en el caso de los bancos, que quieren inducir en el espectador la sensación de estar en otro lugar, una institución del poder. En definitiva se trata de presentar un mensaje directamente político, de una manera impactante.

Jenny Holzer es una artista conceptual que realiza de manera notable la opinión de Lucy R. Lippard de que el arte conceptual “ofrecía un puente entre lo verbal y lo visual”1. Este puente, en ocasiones, se reduce a una asimilación entre texto y soporte, en beneficio del efecto llamativo de este último. “Contradicciones inevitables” de un tratamiento cuasi publicitario del mensaje.

La mayoría de estos mensajes versan sobre la violencia: guerra, violencia sexual… La inscripción en un preservativo de la leyenda Men don’t protect you anymore da cuenta del estado actual de la discordia entre los sexos… salvo que también se puede encontrar en una vitrina junto a fotos de Nirvana, lo que haría pensar en una desprotección generalizada habida cuenta del destino de Kurt Cobain.

Como violencia se ha podido considerar el gesto de Lucio Fontana de realizar tajos en el lienzo —en la exposición Lucio Fontana en el umbral. “Seguramente, aspiraba a encontrar la “verdad” pero deseaba (…) rasgar la historia, violar el lienzo, quizás para afirmar su poder, su masculinidad de artista fuerte…”2. Se inscribiría entonces entre los objetivos políticos de Holzer.

Es olvidar el cuidado en la preparación del lienzo para realizar el gesto, no calculado en sí mismo, pero sí estudiado también en sus efectos. Preparar la tela para que no se deshaga al interrumpir su tensión con el corte, que no haya deshilachados... Y en relación a la historia: “Un gesto de ruptura con los límites impuestos por la costumbre, por los usos, por la tradición, pero —que sea claro— madurada en el honesto conocimiento de la tradición, en el uso académico del escalpelo, del lápiz, del pincel, del color”3. Por ello les da el nombre de Concepto espacial, esperas, el tiempo de preparación, de espera, necesario para el acontecimiento del corte; ninguna expresión directa de violencia, pues. “(No) es fácil hacer un corte o un agujero, no imaginan la cantidad de material que desecho”4.

Concepto espacial. Un uso muy distinto del término concepto al que hace Holzer —de quien Fontana puede considerarse como predecesor. Es un concepto sin idea, puro tratamiento del espacio, nada que decir. “Cortes de silencio”, los llama Kosme de Barañano.

Concepto espacial incluye, además de cortes, uno o más por lienzo, los buchi, agujeros. Son orificios practicados en una superficie, cerámica, tela..., que dejan pasar la luz, “transmitir luz”, posibilitando diversos efectos espaciales, entre ellos la percepción de un más allá de la superficie, incluso de algo a ver a su través.

Con los cortes, tagli, sin embargo, Fontana se apresura, una vez realizados, a cerrarlos con tela negra en el envés, antes de que se seque la pintura. Espera y prisa. Nada los atraviesa, no comunican, no transmiten, nada. Ningún más allá, ni de espacio, ni de significado.

Refractarios a la luz, lo son también a cualquier simbolismo que se le ha atribuido, como el de las llagas de Cristo, los genitales femeninos5 Más aptos que los buchi para dar cuerpo, hacer presente el agujero en la representación en el centro de la discordia entre los sexos, “materializan con precisión” el “origen del mundo”.

Notas:

  1. Lippard, Lucy R.; Seis años: la desmaterialización del objeto artístico de 1966 a 1972. Akal, Madrid 2004, p. 12.
  2. De Diego, Estrella; Tristísimo Warhol. Siruela, Madrid 1999, p. 35.
  3. Fontana, Lucio; Una domanda sull'arte contemporanea. Perchè non capiamo? La Nazione, Florencia, 24 de junio de 1966.
  4. Catálogo de la exposición, p. 24.
  5. Catálogo de la exposición, p. 24.
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